Se siente el extrañamiento al caminar la calle del asfalto racional, centrado en el ser o en la ontología de lo uno, que ha excluido lo marginal, lo otro distinto. La filosofía ha tropezado con la dureza de la razón y ha esquivado la pregunta por el fenómeno porque creyó que el sentido de las cosas estaba en un concepto de ser universal e inmodificable. Por esto, la ética y la política llegaron a estructurarse como teorías abstractas del sujeto y de la sociedad, inútiles para la vida de cada ser humano y para el respeto del otro. El resultado ha sido la crisis de la cultura, el deterioro de las libertades y la destrucción del planeta. Estos pensamientos me rondan después de la lectura de este sugestivo libro sobre Emmanuel Lévinas; por el Padre José Carvajal.